Malvinas, ex combatiente, hallazgo, Concordia Como tantos otros, en 1982, Francisco Fherenbacher fue llamado a pelear por la soberanía de las Islas Malvinas. Fue maquinista en el destructor ARA Comodoro Py y, cuando terminó la guerra, desapareció. Nunca más se supo nada de él. Al menos no hasta ahora, cuando un grupo de ex combatientes lo encontró en Concordia, Entre Ríos. El ex suboficial de la Armada, ya de 57 años, fue hallado en estado de abandono y con sus facultades mentales alteradas.
El hallazgo se produjo de casualidad. Fue durante una visita a una escuela de la localidad entrerriana de La Criolla, que ex soldados –pertenecientes al Centro de Ex Combatientes de Concordia- escucharon un rumor que los intrigó: en medio del monte, en una quinta derruída, vivía un hombre que repetía, sin cesar, que él había peleado en Malvinas.
Hasta allí fueron para averiguar si la historia escuchada en boca de los vecinos era cierta. Y lo era. Por esas vueltas de la vida, en ese lugar se encontraron con su ex compañero de batalla Fherenbacher, a quien los registros daban por perdido desde el final de la guerra. Tantos años sin saber de él habían hecho que, incluso sus propios compañeros, pensaran que podía haberse suicidado.
Pero no era así. El ex maquinista vivía como un ermitaño, en un precario refugio en medio de una quinta abandonada que pertenecía a su familia. No tenía luz, ni agua y se mantenía gracias a los alimentos que le hacía llegar un hermano.
Cuando se reencontró con sus ex camaradas, Fherenbacher volvió a ser –por un instante- el mismo de entonces. Se le iluminó la cara al reconocer a uno de sus compañeros de antaño, pero la lucidez fue pasajera. Casi de inmediato, contaron sus ex colegas, volvió a comportarse de manera errática y abstraída.
Fherenbacher era uno de los pocos veteranos de guerra que nunca había podido ser ubicado tras la guerra. Tal vez porque en los registros de la Armada figuraba como Fehrenbacher o porque los dos últimos números de su DNI habían sido mal anotados, si de explicaciones burocráticas se tratara…
Tras el hallazgo, en el Centro de Malvinas de Concordia adelantaron que iniciarán los trámites para que Fherenbacher sea incorporado a la obra social de los ex combatientes. También, aseguraron, se ocuparán de que reciba la contención psiquiátrica y psicológica que necesita.
El hallazgo se produjo de casualidad. Fue durante una visita a una escuela de la localidad entrerriana de La Criolla, que ex soldados –pertenecientes al Centro de Ex Combatientes de Concordia- escucharon un rumor que los intrigó: en medio del monte, en una quinta derruída, vivía un hombre que repetía, sin cesar, que él había peleado en Malvinas.
Hasta allí fueron para averiguar si la historia escuchada en boca de los vecinos era cierta. Y lo era. Por esas vueltas de la vida, en ese lugar se encontraron con su ex compañero de batalla Fherenbacher, a quien los registros daban por perdido desde el final de la guerra. Tantos años sin saber de él habían hecho que, incluso sus propios compañeros, pensaran que podía haberse suicidado.
Pero no era así. El ex maquinista vivía como un ermitaño, en un precario refugio en medio de una quinta abandonada que pertenecía a su familia. No tenía luz, ni agua y se mantenía gracias a los alimentos que le hacía llegar un hermano.
Cuando se reencontró con sus ex camaradas, Fherenbacher volvió a ser –por un instante- el mismo de entonces. Se le iluminó la cara al reconocer a uno de sus compañeros de antaño, pero la lucidez fue pasajera. Casi de inmediato, contaron sus ex colegas, volvió a comportarse de manera errática y abstraída.
Fherenbacher era uno de los pocos veteranos de guerra que nunca había podido ser ubicado tras la guerra. Tal vez porque en los registros de la Armada figuraba como Fehrenbacher o porque los dos últimos números de su DNI habían sido mal anotados, si de explicaciones burocráticas se tratara…
Tras el hallazgo, en el Centro de Malvinas de Concordia adelantaron que iniciarán los trámites para que Fherenbacher sea incorporado a la obra social de los ex combatientes. También, aseguraron, se ocuparán de que reciba la contención psiquiátrica y psicológica que necesita.
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